El recorrido parte del Puerto de Izpegi (Valle de Baztan) al monte Auza, de 1310 m de altitud; es de unos diez kilómetros, 620 metros de desnivel y de dificultad media. El recorrido es variado y, si el tiempo acompaña, disfrutaremos de un paisaje muy hermoso.
Lo que no evitaremos seguramente, es que los caminos estén embarrados por las abundantes lluvias de estos días. Precaución y a pasarlo bien.
Punto de encuentro: Aparcamiento piscinas de Nuevo Artica en variante norte.
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Hola a todos. Hoy, el cielo nos ha dado una tregua y las nubes no han descargado su lluvia sobre nosotros. Se han quedado agazapadas, tapando el Pirineo y el mar, pero abriéndose sobre el valle del Baztán. Segundo capítulo de la trilogía: tras el Legate y antes del Bagamuno, el imponente Auza nos esperaba desafiante sobre el puerto de Izpegui, al que todavía no nos habíamos atrevido a volver como grupo. Ángel Sanz se ha decidido a romper el hielo. Aquello parecía San Nicolás. Una caravana de deportivos Porche nos ha adelantado en la subida, y con otra caravana de motocicletas nos hemos cruzado en la bajada. Los ciclistas pedaleaban ladera arriba, y los runners nos adelantaban como si se les fuera a enfriar la comida. Aprovechando el buen tiempo, los franceses (bueno, supongo que muchos tan navarros como nosotros) llenaban las sendas en todas las direcciones. Y eso que el camino es exigente y empinado.
Algunos han optado por evitar la subida al collado que se aproxima al Olate y han recorrido el tramo de Gr que contornea sus laderas (bastante vertiginosa, con la regata Nekaitze al fondo). Otros han aprovechado para subir a la cumbre, sin añadir apenas desnivel a la ruta. A la bajada del collado nos esperaba una extensa pradera, en la divisoria de aguas de los numerosos barrancos que se desparraman a uno y otro lado. Al frente, las tres cumbres menores de Elorregi, Urrizpilota y Trempeta , ya en territorio galo. Las consabidas pistas asfaltadas llegan hasta las bordas que hay en este punto. Un cromlech se dibuja en la ladera de enfrente, que nosotros contorneamos para dirigirnos a la base de nuestro objetivo. Otra vez nos internamos en el hayedo para salvar la considerable pendiente que nos separa del Arrigorri, que destaca como un colmillo. Algunos se acercan a una vicecumbre menos empinada. Seguimos hacia arriba, ya en terreno despejado.
La senda está muy bien trazada, y va ganando altura rápidamente, superando prados y rocas hasta dejarnos en la loma final, donde el viento nos “acaricia” con determinación. Mejor, esta cumbre con calor es una matada, y así se hace más llevadera. En la cima, un par de estelas y el vértice geodésico, y a falta de ermita, algunos se han dedicado a poner verticales numerosas lajas de piedra, como si de una penitencia se tratara. Aprovechamos estos “menhires de enanitos” para almorzar con asientos y respaldo, y después de las consabidas fotos, emprendemos el regreso. El grupo se ha reducido bastante, alguien se ha debido quedar por el camino, disfrutando de alguna ruta con menos desnivel. Julián baja hasta Errazu junto a la regata Elorta. Una pista larga pero bastante tendida que desemboca en los antiguos barracones (cuarteles) que alojaban a los constructores de la “línea P”. (Debe haber otra bajada más directa desde la misma cumbre, que recorre una interminable loma)
Aparte de la vista sobre los pueblos del valle, sobre Baigorri y las cumbres y crestas circundantes, hemos disfrutado de la vegetación. Aunque el hayedo no permite demasiadas especies a sus pies y las laderas pasan el invierno bajo la nieve, hemos visto (entre otras) Aquilegia, Saxifraga, Ranúnculus y Verónica. También numerosos musgos y helechos. Bendita primavera...
Mary Luz
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