El próximo sábado está prevista la salida a los robles de Galarreta y Korosparri.
Este recorrido es uno de los que a la hora de hacer el programa se sacó de una lista de propuestas recomendadas para "apadrinar".
Yo elegí ésta porque no recuerdo que Gorosti haya estado nunca por la zona.
Aunque no lo he hecho, parece que no presenta dificultades.
Galarreta está en Alava, poco después de dejar Navarra camino de Vitoria por la N1. Tomar el desvío a Araia en el km 385 y después la A3012 a Zalduondo y Galarreta. Es algo menos de 1 hora desde Artica.
Jorge
Punto de encuentro: Aparcamiento piscinas de Nuevo Artica en variante norte.
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Hola a todos. Ayer anunciaban un día de tórrido verano en pleno mayo... hemos sufrido/disfrutado de un abril, mayo especialmente lluvioso, lo que provocaba que los caminos estuvieran mojados. Exceso de calor o de lluvias... Tenemos que aprender a adaptarnos a los nuevos tiempos de este clima loco.
Ayer, Jorge nos llevó a tierras alavesas, a apenas una hora de casa. A un robledal..., y fue una buenísima elección. En nuestra trilogía del Baztán, vimos un abanico de espléndidos robles, pero los que vimos ayer nos dejaron sin palabras para poder describir la grandiosidad y belleza de estos árboles centenarios. Cualquiera de ellos, es merecedor del título de “árbol singular”, con su cartel y su descripción. Y no vimos uno, sino un montón dispersos en un bosque, acompañados de sus “hijos, nietos y bisnietos”.... todo un bosque , que nos dio sombra, en un día que la necesitábamos.
Nos agrupamos en el pequeño pueblo de Galarreta, de la llanada alavesa. El bosque que nos esperaba está en las laderas de la sierra de Urkilla, cuyas cimas más significativas son el Milpiribil (o Pinpil), y el Malkorra. Esta sierra nos separaba de la muy famosa y visitada sierra del Aizkorri. Ayer no consistía en subir y subir, sino en pasear, en contemplar.
No conté los que estábamos, calculo que unos quince. Entre ellos alguno que no veíamos últimamente, por motivos de salud.
Y lo primero que hicimos fue subir a la herbosa cima del Korrosparri de 630 m. Pese a su modesta altura, sus duras rampas nos hicieron sudar. Desde su cumbre pudimos contemplar el paraje por donde íbamos a caminar. Este monte fue el único que culminamos, pero no el techo que alcanzamos, y que fue la cota de 880m, donde contemplamos un roble lleno de vida pero hueco en su interior. Y no todos llegaron a este punto, algunos encontraron un atajo que parecía dirigirles a un paredón, pero que por una hermosa regata, los condujo de vuelta al camino del track. Y también hubo una aventurera que se le hacía corta la subida y quiso completar la ruta subiendo la cresta para ver que había más allá, y solo encontró más árboles.
Y como buenos “nietos” fuimos a visitar al “abuelo”.Este roble no era grande, era gigante, inabarcable, buen colofón de una ruta que a la vuelta cada recodo del camino nos esperaba una sorpresa.
Y sin sofocarnos mucho, acabamos la mañana en el área de servicio del Ventorro, con las cervezas bien ganadas y los bocadillos con los que recuperar la energía gastada.
Julián
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